La constelación del Altar (Ara)


Ara-Johan-Elert-Bode-Uranographia-1801ARA, el Altar, es una de las 88 constelaciones celestes, situada en el hemisferio sur, entre las declinaciones -68 y -45, al Sur de la constelación zodiacal del Escorpión, y cerca de la constelación que hace homenaje al Centauro Quirón, o la que recuerda la Corona Austral.

El nombre latino de ARA aparece ya en los textos del primer siglo de nuestra Era escritos por Ptolomeo, en los que el número de las constelaciones era de 43. En la wikipedia, por ejemplo, puedes encontrar toda la información, o si usas un programa como Stellarium (gratuito y libre para gran parte de los sistemas operativos) ahí tendrás toda la información y datos para su observación.

Eso si, aunque es visible desde las islas Canarias, queda demasiado al sur para ser vista sobre el horizonte desde el territorio peninsular. Pero es una constelación fácilmente observable en toda Sudamérica.

La mitología asocia ese altar las guerras entre las primeras generaciones divinas. Los Cíclopes realizaron ofrendas en ese Altar para luchar contra los Titanes liderados por Crono. El humo que surgía del altar se esparcía por la Vía Láctea (puedes leer sobre la complicada vida de los dioses griegos en diferentes lugares, aunque te recomendamos, por ejemplo, este texto escrito por Aurelio Mena, en la Platea del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.

800px-Wadang-qinglongComo siempre sucede, esa zona del cielo era, en otras culturas, parte de otras historias: en el cielo de los antiguos chinos, esta región estaba regida por el Dragón Azul del Este (東方青龍, Dōng Fāng Qīng Lóng). Para los aymaras del altiplano boliviano, esta zona quedaba bajo la «Wara Wara Qorawa», la honda que forma una fila de estrellas un poco más al norte, donde reside el brillante y rojizo rubí, Kori Kala, la estrella que nosotros llamamos Antares, en el Escorpión.

Para saber más...  Del Quijote, la Astronomía y las Ciencias

 

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No es una constelación de estrellas demasiado brillantes, cercana al plano de nuestra Galaxia. De hecho, en los últimos años ha sido más conocida por albergar algunas estrellas sorprendentes:

  • Westerlund 1-26, una supergigante roja en el cúmulo Westerlund-1 (a veces llamado «Cúmulo de Ara», descubierto y descrito por el astrofísico Bengt Westerlund en 1961), que parece ser una de las estrellas más grandes conocidas, con un radio equivalente a 1530 veces el de nuestro Sol: Júpiter quedaría dentro de la estrella si estuviera donde está nuestro Sol.
  • La Nebulosa de la Mantarraya (Stingray Nebula), Hen 3-1537, la nebulosa planetaria más joven que se conoce (en 2015). Comenzó a formarse a partir de las capas exteriores de la estrella supergigante azul que llegaba al fin de su vida en los años 70. Actualmente la nebulosa ocupa un espacio 130 veces mayor que el de nuestro Sistema Solar.
  • y, desde luego, nuestra estrella Cervantes, mu Arae, una estrella anaranjada que es nuestra protagonista: desde el año 2001 se han descubierto allí cuatro planetas, que ahora van a recibir un nombre propuesto a través de una convocatoria mundial. Para nosotros, esos planetas son ahora algunos de los personajes que creó Miguel de Cervantes en su novela: Dulcinea, Rocinante, Quijote y Sancho. Por supuesto, si en el futuro aparecen más planetas en ese sistema podremos recordar a otros personajes cervantinos.

 


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